Zoo de animales heridos
(David Eloy Rodríguez/Iván Mariscal)
La mujer no duerme, nunca duerme,
no puede dormir por las noches.
Se queda tumbada en la cama
esperando que alguien llegue
y apague la luz.
A él le gustaba la niña de la Alameda
así que iba a buscarla cada noche.
Se sentaba en un banco
a una distancia prudente
con un litro de cerveza
y se ponía a mirarla todo el tiempo.
Aquella niña-mujer con un abrigo de serpiente blanco...
La deseaba con locura, realmente la deseaba,
pero se limitaba a observar
cómo ella subía a los coches
de hombres horribles sin sonreír.
La mujer y él y la niña de la Alameda
habitan una jaula en el zoo de animales heridos.
Tú y yo y todos nosotros habitamos también
una jaula en el zoo de animales heridos.
Y somos animal y guardián
a la vez.
domingo, 9 de diciembre de 2007
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