jueves, 20 de noviembre de 2008

Yo no podré estar pero bien que me gustaría

Esta semana, la imprescindible librería sevillana La Fuga cumple 4 años, y nos gustaría celebrarlo con todos vosotros, por eso os invitamos este Sábado 22 de Noviembre a partir de las 19:00 h a que os paséis por el local de la librería (C/ Conde de Torrejón, 4 -Alameda de Hércules, Sevilla-).
Para que la fiesta sea plena, además de vino y algún recuerdo con el que nos gustaría obsequiaros, contaremos con la presencia de personas que son referentes para nosotros y que han querido sumarse al aniversario aportando su buen hacer escénico:A partir de las 19:00, Isabel Escudero y Agustín García Calvo recitarán de viva voz. Esta visita coincide con la reciente publicación de Gorrión, migajas.... y de Suma del vuelo de los hombres, últimos libros de poesía de estas dos voces imprescindibles en el panorama poético actual.
A continuación recitará Luis Melgarejo, que de nuevo nos visita desde Granada para regalarnos esa forma tan especial de decir de viva voz sus textos.
Para terminar, Miguel Ángel García Argüez, nos presenta su nuevo proyecto musical: ARWEZ, esta vez en formato acústico, acompañado por Celia Romero.Vuestro apoyo diario es uno de los pilares más fuertes en los que se basa La Fuga. Sin ese apoyo constante, tanto a nivel personal como profesional, este proyecto no sería nada, esta celebración se pretende colectiva, de agradecimiento por estar tan cerca a diario, por conseguir que esta historia empiece a estabilizarse.
Larga vida a la Fuga y a Luis Gallego. La cita será, como todos los que en La Fuga se han celebrado, un hermoso cumpleaños.

Tu fantasma

Me decido a tararearte todo lo que se te extraña
desde el siglo en que partiste hasta el largo día de hoy.
Me acompaño de guitarra porque yo no sé de cartas
y, además, ya tú conoces que ella va donde yo voy.

Lo único que me consuela es que uso dos almohadas
y que ya no me torturo cuando te hago trasnochar.
Otro alivio es que en su árbol los pájaros celebran,
siguen ensayando el coro con que te bienvenirán.

El teléfono persiste en coleccionar absurdos.
Embromarme sigue siendo un deporte universal.
Y la puerta está comida donde la ha golpeado el mundo
—cuando menos una buena parte de la humanidad—.

El cine de enamorados tuvo un par de buenas pistas,
nuestro cabaret privado sigue activo por su bar.
Se nos sigue desangrando la llave de la cocina
y yo sigo sin canciones, habiendo necesidad.

Pueden ser casualidades u otras rarezas que pasan,
pero donde quiera que ando todo me conduce a ti.
Especialmente la casa me resulta insoportable
cuando desde sus rincones te abalanzas sobre mí.

No exagero si te cuento que le hablo a tu fantasma,
que le solicito agua y hasta el buche de café.
En días graves le he pedido masajes para mi espalda
(los peores ni te cuento, porque no vas a creer).

Hay días que en tu sacrificio acaricio tu fantasma,
pero donde iba el delirio no oigo tu respiración.
Siempre termino en lo mismo: asesino tu fantasma
y la diana me sorprende recostado en el balcón.

Ya no sé si lo que digo realmente nos hace falta.
Hoy no es día inteligente y no sé ir más allá.
Pero cuando puedas vuelve porque acecha tu fantasma
jugando a las escondidas y yo estoy muy viejo ya.
Silvio Rodríguez

martes, 18 de noviembre de 2008

Conclusión de la reunión del G-20

Algo debe cambiarse para que todo siga igual.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Ciegos de ver viento (Canción urgente)

Llega el tiempo de dejar de cantar
a los amores perdidos,
a la belleza de la luz sobre el mar
cualquier tarde de abril.
Es el tiempo de empezar a pensar
en lo que se nos exige.
Hoy no quiero la canción que se va
con un beso a dormir.

Hoy hablaré de lo que importa luchar,
de despertarnos del sueño
que nos vendieron como realidad
y resultaba que era su disfraz.

Hablaré de que hay que resucitar
y levantarnos los muertos.
Sabemos todos que no puede tardar
el día de su juicio final.
El día en que por fin juzguemos al juez
y soltemos los perros.
El día en que comencemos a ver
que estábamos ciegos
de ver viento.

Nos enseñaron que era la verdad
lo que a veces no es cierto,
que la vida no era mucho más
que aprender a morir,
que la virtud era una propiedad
en el centro del miedo.
Como niños en la oscuridad
nos sentimos vivir.

Hablemos pues de lo que importa luchar
y despertarnos del sueño
que creímos era realidad
y resultaba que era su disfraz.

Por eso hablemos de resucitar
y levantarnos los muertos
que sabemos que no puede tardar
el día de su juicio final.
El día en que por fin juzguemos al juez
y soltemos los perros
el día en que comencemos a ver
que estábamos ciegos
de ver viento.