Yo soy creyente. Creyente de la Santísima Trinidad: Beatles, Dylan y Silvio. Luego está el santoral, que cada día enriquezco con un nuevo mártir (el último Nick Drake). Esta es una entrevista al gran Lennon. Emocionante, descarnada, con su punto chulesco, nihilista, evocadora, dura... Un niño hablando de su juguete roto para siempre. En fin, no lo he podido de evitar. RNR en estado puro.
ES UNA TORTURA SER UN GENIO COMO YO •
Entrevista inédita revela las oscuras pasiones del grupo de rock más famoso de la historia.
En diciembre de 1970 el fundador y editor de la revista Rolling Stone, Jann Wenner, entrevistó a John Lennon en Nueva York. Extractos de la entrevista fueron publicados al año siguiente, pero jamás fue transmitida.
El diálogo no fue registrado para ser transmitido en audio, sino como base para la nota que sería publicada en la revista. El diálogo tuvo lugar apenas ocho meses después de la separación de Los Beatles y en ella Lennon habla con dureza de la vida en el grupo y de sus ex compañeros.
Wenner tenía 24 años de edad y Lennon 30.
–Lennon: Siempre fuimos muy conscientes, muy inhibidos, y Los Beatles más todavía, sobre parodiar o imitar la música estadounidense. Algo que hicimos y hacemos, sé que hemos desarrollado nuestro propio estilo, pero en cierta forma todavía la imitamos.
Esto es interesante porque en los primeros días en Inglaterra, todos los grupos eran como Elvis y su banda de apoyo. Pero Los Beatles no se movían como Elvis y eso era algo deliberado, era nuestra política, porque lo considerábamos estúpido. Y después apareció Mick Jagger y resucitó la banalidad, el movimiento, hamacar el trasero y esas cosas. Y la gente nos empezó a criticar porque no nos movíamos, pero nosotros lo hacíamos como una postura intelectual. (...) Nuestro mejor trabajo nunca fue grabado. Estábamos hechos para el escenario, y lo que lográbamos en los bares de Liverpool y Hamburgo era fantástico. Tocábamos rock directo y nadie podía superarnos en Inglaterra. Pero apenas tuvimos éxito, fuimos pulidos. Tú sabes, Brian (Epstein, manager de Los Beatles) nos compró trajes y todo eso. Pero tuvimos éxito y fuimos muy famosos, pero nos vendimos. Y nosotros también nos creímos el mito de Los Beatles. No sé si los otros todavía lo hacen… y nuestra música estaba muerta antes de empezar la gira por teatros de Inglaterra. La música de Los Beatles murió entonces. Ese es el motivo por el cual nunca mejoramos como músicos (ríe). Como músicos nos suicidamos entonces. “Love me do” es rock and roll. No sonábamos como todos los demás, eso es todo. Quiero decir, no sonábamos como músicos negros porque no éramos negros y crecimos con otra música.
–Iban a hoteles en diferentes ciudades, ¿cómo era eso?
–A dondequiera que fuéramos siempre había toda una movida en marcha. Teníamos cuatro habitaciones separadas y tratábamos de mantenerlas alejadas. Pero los cuartos de nuestros ayudantes o el resto de los hoteles siempre estaban llenos de basura, de prostitutas, drogas, policías y quién sabe qué otra cosa.
Las chicas no se llamaban ‘groupies’ en aquel entonces, pero si uno no podía tener ‘groupies’ tenía prostitutas, lo que fuera. Quiero decir, cuando llegábamos a una ciudad realmente la revolucionábamos, no era broma.
Hubo fotos que me mostraban saliendo de un burdel en Ámsterdam en cuatro patas. Y la gente decía ‘Buen día, John’ y cosas así. Y la policía me escoltaba a esos lugares. Pero como no querían un gran escándalo no se publicaron. Grandes bastardos, eso es lo que eran Los Beatles, uno tiene que ser un bastardo para tener éxito y Los Beatles fueron los bastardos más grandes en el planeta.
¿Cómo hicieron para mantener esa imagen tan limpia? (Pregunta de Yoko Ono)
–Todos querían que eso continuara. La prensa que iba con uno también estaba interesada en mantener la imagen porque disfrutaba de los tragos y las prostitutas gratis. Todo el mundo quería que la banda siguiera adelante. Éramos como César, nadie iba a matarnos cuando se hacía un millón de libras…
–¿Crees que eres un genio?
–Sí. Si es que hay algo que se pueda llamar así, yo soy uno de ellos.
–¿Cuando te diste cuenta?
–Cuando tenía 12 años. Entonces me decía “debo ser un genio, pero nadie se ha dado cuenta”. O soy un genio o estoy loco. Si nadie me ha encerrado entonces debo ser un genio. Ser genio es una forma de locura. Yo no me volví genio cuando aparecieron Los Beatles. Yo he sido así toda mi vida. Ser genio es dolor. La creación es un resultado del dolor. Hay que ponerlo en algún lugar, y yo escribo canciones, ¿sabes?
–¿A qué atribuyes el hecho de que el impacto de Los Beatles fue más grande en Estados Unidos que en otras partes?
–El césped siempre es más verde del otro lado, y además ya éramos verdaderamente profesionales cuando llegamos a Estados Unidos. Ya sabíamos cómo manejar la prensa.
Cuando llegamos acá todos los estadounidenses caminaban por ahí vestidos en bermudas y con pelo corto y las niñas parecían salidas de los años cuarenta. No había concepción de cómo vestirse. Veíamos que teníamos más estilo que ellos. Nos burlábamos de Estados Unidos, excepto por la música, y era la música negra la que nos gustaba.
–¿Que piensas de la música de McCartney?
–El primer disco como solista de Paul es basura. Esperaba más. Paul es capaz de grandes trabajos. Muy en el fondo yo quisiera ser el único en el mundo capaz de escribir grandes canciones.
–Si pudieras volver a empezar, ¿volverías a ser un Beatle?
–Si pudiera ser un maldito pescador lo sería. Si tuviera la capacidad de ser cualquier cosa menos lo que soy, lo sería. No es divertido ser un artista. Es una tortura. La gente como yo está al tanto de su genialidad. A los diez, a los nueve, a los ocho años, yo me preguntaba cómo es que nadie me ha descubierto en la escuela. ¿Es que no se dan cuenta de que yo soy más inteligente que cualquier persona en esta escuela? ¿Que los profesores son también tontos? Yo me di cuenta de eso mucho antes de Los Beatles. Yo le decía a mi tía, botaste mis poesías a la basura y lo vas a lamentar cuando sea famoso. Nunca la perdoné por no tratarme como un maldito genio o lo que fuera que era cuando era un niño.
–¿Cómo era el ambiente en Londres cuando ustedes recién llegaron allá?
–(..) Éramos tratados como provincianos por los “cockneys”, los londinenses tradicionales.
–¿Y después cuando andaban con los Rolling Stones?
–Eso fue un gran periodo. Andábamos mucho con los Rolling Stones. Yo pasé mucho tiempo con Brian Jones y Mick Jagger, y los admiraba. Éramos los reyes y la pasábamos manejando por Londres, encontrándonos, hablando de música. Fue tal vez la mejor época en cuanto a la fama.
–¿Qué piensas ahora de los Rolling Stones?
–Mick (Jagger) es un chiste, con todos esos bailes amanerados. Yo siempre fui respetuoso de Mick, pero él dijo muchas cosas malas de Los Beatles, lo cual me molesta. Yo puedo criticar a Los Beatles, pero no Mick. Basta con que yo hiciera una lista de las cosas que Los Beatles hicimos y que los Rolling Stones hicieron dos meses después, en todos los álbumes. Mick Jagger nos imita en todo.Me molesta que se diga que los Rolling Stones eran revolucionarios y que Los Beatles no lo eran. Los Rolling Stones no están en la misma categoría de música y de poder que nosotros. Jagger nunca soportó que Los Beatles fueran tan grandes, nunca pudo hacerlo, y ahora de viejo se dedica a criticarnos.
–¿Cómo explicas la separación de Los Beatles?
–Luego de la muerte de Brian, colapsamos. Paul se hizo cargo y supuestamente nos dirigía, pero ¿Qué es dirigirnos cuando avanzábamos en círculo? Ahí fue que se acabó. Ahí fue la desintegración. Paul tenía la impresión y la tiene ahora, como un padre, de que deberíamos estar agradecidos por lo que hizo para mantener unidos a Los Beatles, pero cuando se mira objetivamente, nos mantuvo unidos para su propio beneficio. (...) La gente nos criticaba tanto, a mí y a Yoko, especialmente a Yoko, que teníamos que hacer algo al respecto. Por eso empezamos a usar heroína, por lo que Los Beatles y sus amigos nos estaban haciendo. La heroína no es muy divertida. Nunca me la inyecté, aspirábamos un poco cuando estábamos de verdad adoloridos.
Pensé que podía acoplar a Yoko a nuestra vida, pero parecía ser que tenía que estar casado o con Yoko o con Los Beatles. Yo escogí a Yoko y esa fue la decisión correcta. Los Beatles la detestaban desde el comienzo. La insultaban y todavía lo hacen. George la insultaba en la cara. Le decía que daba malas vibraciones, que Dylan y otros le habían comentado que tenía mala imagen en Nueva York. No sé por qué no le pegué a George en ese momento.
–¿Cuándo te diste cuenta que era imposible la reconciliación?
–Todos los artistas tienen egos grandes... Yoko fue recibida con frialdad. Ahí fue cuando decidí irme (...) Un día dije a Paul: “Me voy a ir”... Un día estábamos discutiendo algo con Paul en una oficina y le estaba diciendo que no a todo, hasta que finalmente dije: “Ya está. El grupo ha terminado. Me voy”. Paul me pidió que lo pensara. Sin embargo, fue él quien lo anunció seis meses después para promocionar su disco como solista. Fui un tonto por no hacer lo que hizo Paul. Yo no estaba molesto con Paul por haberlo anunciado a su manera. Solo estaba sorprendido. Es un buen relacionista público. Tal vez el mejor en el mundo. Estábamos sentidos que no nos hubiera avisado lo que iba a hacer. Me llamó una tarde, y me dijo “voy a hacer lo que tú y Yoko estaban haciendo el año pasado, voy a sacar un álbum solo y me voy del grupo también”. Fue raro oírlo de su boca, pues él era el que más quería a Los Bea- tles. Y entonces los periódicos de medianoche salieron con la noticia. Yo estaba maldiciendo por no haberlo hecho yo mismo.
–¿Crees que alguna vez grabarán juntos otra vez?
–No hay posibilidad. No volvería a grabar nunca con nadie, solo con Yoko. Pero no con otro ego maniaco... No tiene sentido.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
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