viernes, 24 de abril de 2009

Nonatología

Ya son nueve meses. Hemos parido un amor, un niño que crecerá si el tiempo acompaña. Un cachorro que desafiará a las borrascas, un nonato que bendecirá los anticiclones. Dejadme que os lo diga: estamos tejiendo una urdimbre, un tiempo sarmentoso de calor y costumbre, un traje que nos hará guapos y necesarios. Porque no hay mejor vestido que el que desnuda, porque no hay mejor antifaz que el que descubre.
Sí. No hay mayor simpleza que la de estar enamorado. Y es incluso indigno de un debate pipabarbil -la gente que me odia y que me quiere no me va a perdonar que me distraiga-. Pero es que no te conocen, ni te sienten...
Ellos se lo pierden, mi amante, mi amiga, mi hermana de sangre.
Aquí lo digo para que conste: